Relevante decisión la que tomaron ayer los mandatarios de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, y del Estado de México, Alfredo del Mazo, al determinar que sus entidades vuelvan al color rojo del semáforo epidemiológico. Será un nuevo confinamiento para hacer frente a un hecho que amenaza con complicarse: el aumento sostenido en las cifras de personas hospitalizadas, que ha obligado a reconvertir hospitales para ampliar la cantidad de camas disponibles. Y es que la pandemia por el Covid-19 se centra nuevamente sobre la concentración poblacional más grande de todo el país. El retorno a las casas fue una medida que, consideran algunos, se retrasó al menos tres semanas en espera de que la curva pudiera aplanarse, pero ya se dio. Se estima que el acuerdo entre entidades sumado a la voluntad ciudadana, si esta última no falla, pudiera tener resultados a principios de enero. Porque la mala noticia es que, si las nuevas restricciones no funcionan, las que siguen podrían ser más severas. Se lee en «Rozones» de La Razón de México