El partido en el poder habrá de llegar a las elecciones intermedias en medio de una galopante inseguridad, sumergido en un clima político polarizado desde la autoridad misma, eso sin mencionar la terrible pandemia que aún nos azota, por lo que conseguir que los más de 80 millones de mexicanos concurran a las urnas el próximo 6 de junio sin lugar a dudas habrá de ser su mayor desafío.

Por todos es conocido que dicho instituto político escasea de un liderazgo sagaz, eficaz y verdadero.

Morena se subió al pódium cuando ni por asomo poseía un registro de militantes, mucho menos criterios definidos para elegir sus órganos de conducta.

A escasos seis meses de las elecciones intermedias, el Movimiento que regentea el tabasqueño, aun cuando se niegue y se reniegue que no es así, continúa siendo incapaz de lograr la unidad. Y, lo que es peor, el señor López, terco como es, no se cansa de presumir que ha llegado el fin de la corrupción y el inicio de una etapa democrática para el país, pero es todo lo contrario, su movimiento, o partido si usted gusta, transita en medio del escándalo y la corrupción.

De entrada, el pleito entre sus mujeres, Yeidckol Polevnsky y Bertha Luján, lo carcomió al extremo, tan enraizada fue la controversia que no se hizo posible dar paso a la conciliación, al bienestar del partido, es más ni el señor López fue competente para meter ordenanza, así de sencillo.

Sobra recordar que todo el 2019 lo caminaron bajo la intentona de citar a un proceso interno para votar una dirigencia nacional, elegir dirigencias estatales y municipales, intentos que se dificultaron en extremo debido a las ambiciones de los grupos.

El partido en el poder ha venido caminando de tumbo en tumbo.

Lo prioritario para MORENA es un diagnóstico riguroso de lo que está sucediendo hacia su interior.

A los que se sienten los tlatoanis les ganó la ambición y olvidaron que era fundamental dar comienzo a un proceso organizativo de sus afiliados, sanear registros e implantar puntos de acuerdo de todos los niveles.

Actualmente muchos de sus militantes, y simpatizantes, solo ven a MORENA como un auténtico trampolín para ocupar cargos de elección popular.

Por si fuera poco, ha dejado en el olvido aquellos a los que la pandemia les vino a atrancar sus actividades comerciales y afrontan serias dificultades tanto económicas como productivas.

Ya veremos cómo se desarrolla la jornada electoral del 2021, pues para concurrir a las urnas será necesario que el votante no solo lleve a la mano su credencial de elector, sino también es muy probable que se vea obligado a usar cubre boca, careta y plumón para marcar la boleta, ya que de lo contrario corre el alto riesgo de contagio.

Esta epidemia profundizó los problemas que ya aquejaban al país, por lo que los ciudadanos podrían verse más distanciados de las marcas políticas y de la misma democracia.

Se vislumbra un abstencionismo imponente.

Como se podrá apreciar, Morena habrá de llegar a las votaciones intermedias, flotando aguas estancadas.

Si, las mismas que despiden fétidos olores.

El proyecto del tabasqueño se ubica en serio riesgo.

Veremos.