En fechas recientes, el Senado de la República aprobó en lo general y lo particular las disposiciones sobre Regulación del Consumo Personal y Lúdico de la Marihuana (cannabis sativa) en todo el país. Decisión a todas luces polémica, debido a lo que permite, las reservas sobre el tema que se generaron por parte de las y los Diputados y los delitos que se mantienen sobre su uso indebido.

Con la aprobación del dictamen legislativo enviado a la Cámara de Diputados para continuar el proceso legislativo, se expide la Ley General para la Regulación del Cannabis, se ordena al Ejecutivo Federal crear el Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, además se deberán modificar, reformar y adicionar diversos artículos de la Ley General de Salud y del Código Penal Federal, respectivamente.

Con esta decisión del Legislativo, se amplía de seis a ocho plantas de cannabis que por persona se pueden tener, las cuales deberán permanecer en la vivienda permanente de quien la consuma para su uso personal.

Las personas podrán portar consigo hasta 27 gramos del producto para consumo personal. A partir de 28 gramos y hasta los 200, la nueva legislación contempla sanciones de tipo económica. Cuando la persona porte cannabis por encima de los 200 gramos, la pena se vuelve corporal, es decir, la cárcel.

Las sanciones económicas legisladas pueden ir desde los 5,200 pesos, hasta los casi 261,000 pesos, así como la clausura de lugares donde se permitirá el consumo controlado de la misma.

Uno de los aspectos aprobados que generó más polémica entre los Legisladores se refiere a que se permitirá fumar marihuana en espacios públicos, áreas interiores de trabajo, públicas o privadas, en universidades e instituciones de educación superior siempre y cuando sean zonas exclusivas para ese fin, las cuales deberán estar al aire libre obligadamente.

 

Dentro de las casas podrá consumirse libremente siempre y cuando no haya menores de edad, aunque aquí cabe la pregunta ¿las autoridades tienen la capacidad de verificar y prevenir esta disposición?

También considera que se podrán crear clubes de consumo recreativo de cannabis, con un mínimo de 20 y un máximo de 50 socios, todos ellos mayores de 21 años; Incluso, será posible crear cooperativas de producción de la planta para sus socios con un máximo de 150.

También se estableció la obligación del Ejecutivo para ordenar la creación del Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, que será un órgano desconcentrado de la Secretaría de Salud. Éste tendrá un director general que será nombrado y removido libremente por el titular de dicha dependencia.

Para efectos comerciales, la venta deberá efectuarse únicamente en establecimientos específicos y debidamente autorizados, y podrá comercializarse marihuana, sus derivados y accesorios, mientras que para el caso de los medicamentos con este compuesto, su venta se limitará a las farmacias especializadas.

Por otra parte, lo que no está permitido es fumar frente a menores de edad, hacerlo en escuelas privadas y públicas de educación básica y media superior, tampoco en espacios 100% libres de tabaco. La venta de cigarros sueltos de marihuana también estará prohibida, así como conducir vehículos o maquinarias peligrosas bajo los efectos del cannabis.

Respecto a la legislación aprobada, considero muy importante que la Cámara de Diputados debería con toda seriedad y rigor analizar todas las perspectivas de esta propuesta de ley, entre los que, en lo personal, estimo sumamente importantes:

 

  1. Todos los que participen en la cadena productiva del cannabis en México deberían contar con una licencia que los acredite como tal, debidamente registrada ante las instancias legales competentes; si bien es cierto que el cultivo, la producción y la distribución de productos derivados del cannabis puede ser hecha por distintas personas naturales o jurídicas, esto también deberá estar sujeto a una legislación específica,
  2. También deberían establecerse los requisitos sobre calidad de los productos, derivados y procesados a ofrecer, las condiciones de ambiente y seguridad de las instalaciones, tanto para las unidades de producción, como para las de venta y consumo, así como establecer (incluso modificando la Ley Federal de Autotransporte) reglas específicas sobre el transporte y almacenamiento de los productos.
  3. Un tema pendiente es en cuanto a la regulación de los precios, que deberán ser regulados y convertirlos en un negocio rentable para los agroindustriales, ya que, de no ser así, persistirá el mercado negro e ilícito que se supone, combate esta legislación.

    Un ejemplo de lo anterior lo representa que el negocio del cannabis para uso medicinal y científico en los Estados Unidos, donde 23 estados legalizaron su consumo con fines terapéuticos, y se estima, representó un negocio del orden de 10.2 billones de dólares en 2019.

 

En México poco a poco se ha ido generalizando su consumo de forma medicinal, y, desde hace ya varios años, existen pequeñas empresas dedicadas a la fabricación de productos derivados del Cannabis, cuyos clientes son enfermos de cáncer, con dolencias de artrosis, artritis, Parkinson y convulsiones, entre otras (enfermedades crónicas y terminales); ahora con la legalización del cultivo, así como de los procesos de producción y fabricación, exportación, importación y uso con fines médicos y científicos, las solicitudes de licencias por parte de laboratorios farmacéuticos y fabricantes especializados, no deberían tampoco quedar al margen de todo estricto control.

Es evidente que el simple hecho de debatir sobre temas tan espinosos y polémicos de por sí, ya representa un gran adelanto legislativo, especialmente por el hecho de comenzar a cambiar las políticas públicas existentes en materia de consumo de este tipo de drogas, también, en el marco de la misma legislación, ir eliminando los estigmas que rodean al  cultivo ilícito y el conflicto que representa, considero que, dentro del marco jurídico, y al margen del debate moral, la agroindustria mexicana tiene ante sí una inmensa oportunidad, siempre y cuando se pongan en marcha iniciativas encaminadas a la siembra y formalización de pequeños y medianos cultivadores nacionales de plantaciones de marihuana con fines exclusivamente medicinales y científicos, y por el volumen económico del negocio, no  deja de ser una oportunidad agroindustrial importante para el sector privado y la economía del país.

El tema da para muchísimo más, sin embargo, concluyo con una reflexión personal: Ante la realidad que nos envuelve, se deben tomar decisiones, éstas pueden ser correctas o incorrectas, todo depende de la óptica y vivencias personales de cada quién, sin embargo, siempre vivir bajo un marco jurídico y un Estado de Derecho será más beneficioso que dañino. En lo personal creo (estoy convencido) de que el uso lúdico del cannabis es un derecho individual, siempre y cuando, no afecte los derechos y libertades de terceros.

Como comercializador de productos agroindustriales, me parece que una política pública bien diseñada, dirigida e integrada con todos los eslabones de la cadena, podría representar una oportunidad inmejorable para los productores en todas las escalas, ojalá y (es deseo personal) su producción y cultivo se enfoque al uso medicinal, lo cual, para muchos enfermos, representa la única esperanza de control o curación de enfermedades de difícil tratamiento. En próximas entregas daremos seguimiento a los avances de este tema, reconociendo que la mejor opinión es la de usted, respetado lector.