*Agricultores optan por cortar sus árboles para sembrar chayote o malanga

* Preocupa a pobladores, pues el tubérculo ocupa más agua; temen por el río  

Samantha Ortega Pérez

Actopan, Ver., 19 de marzo de 2021.- «Se nos adelantó la camada», dijeron los productores de mango, mientras apurados los lavan y colocan en rejas para poder enviarlos a la Ciudad de México, sitio donde mayoritariamente se envía todo el producto cosechado en Actopan, la tierra del mango.

Sin embargo, a pesar de que el clima de la región hacía que fuera uno de los principales productores de la fruta, actualmente se ha ido mermando en gran manera.

Y es que las ganancias que les deja a los ciudadanos ya es mínima, además de que la pandemia por la Covid redujo todos sus ingresos, ya que el turismo no llegó y con ello las ventas.

El precio del chayote se elevó dejándoles mejores ganancias y la malanga comenzó a ser una oportunidad para los habitantes de la región, quienes vieron que en esa actividad participaban hombres y mujeres.

De esta forma, podía trabajar el hombre del hogar en el corte y cosecha, mientras las mujeres lavaban el producto, reforzando así el ingreso familiar.

No obstante, la malanga no está beneficiando al mango, dicen los trabajadores, y es que quienes han visto una ganancia mayor en ella, han optado por cortar sus árboles frutales para sembrar el tubérculo.

Además, esta utiliza más agua y por ello no lo ven como beneficioso, ya que toma más del vital líquido y esto les preocupa por el río Actopan.

«Con la pandemia nos pidieron que no saliéramos y si hubo un tiempo en que las bodegas cerraron, pero ahora ya no. Ya tenemos que salir y trabajar, aunque ni va a haber turistas ahora», señaló uno de los trabajadores que se encontraba guardando mangos grandes, jugosos y maduros, en una reja.

Mientras tanto, en la calle se observa a un vendedor con unas cinco cajas de mangos verdes y otros maduros, malanga con sabores, tamarindo de un árbol que se encuentra justo a su cabeza, dándole sombra y chile habanero.

«A cien pesos, a cien pesos la reja, anímese», le dice a la gente que pasa en sus vehículos.

Nos cuenta que en Actopan la gente no compra mango porque no valoran los productos y que en su mayoría se lo llevan los que van a Xalapa o quienes son de la Ciudad de México o Puebla.

Mientras tanto, en la carretera, en un sembradío, se encuentra Freddy cortando pepinos bajo el sol, orgulloso de la calidad que tienen y de que la semana pasada pudo vender una producción grande.

Por su parte, él prefiere no pelear por ser equipo de la malanga, del mango o del chayote. Él desde hace años optó por el pepino y dijo que, aunque es noble, lleva muchos cuidados porque «con cualquier viento se quiebra».

Del pueblo manguero ya no queda mucho. Por muy poco se está convirtiendo en la tierra de la malanga. O del chayote.

Mientras tanto, este mes ya hay mango porque se les adelantó la camada y el próximo mes habrá más, ya que es el «mero bueno mes del mango» y aunque «está caro», productores invitaron a la ciudadanía a comprar y ser solidarios con todos, llevando un kilo por 20 pesos o una reja de 100.