Insensible, grotesca, inhumana, así es el comportamiento de la alcaldesa de Córdoba, quien ha dado la orden de retirar a golpes y patadas a vendedores de frutas que anden con carretillas por la ciudad. Pero el próximo año esperan ver el nombre del júnior, sí, del orgullo de su nepotismo en la boleta electoral para hacerlo morder el polvo. Al tiempo.