Nos cuentan que Rosario Piedra Ibarra, presidenta de la CNDH, es otro de los personajes intocables en el Senado y protegidos por la mayoría de Morena y sus aliados para no rendir cuentas y mucho menos para comparecer. Muchas han sido las polémicas omisiones, decisiones y hasta comunicados que han levantado ámpula incluso entre algunos legisladores oficialistas, pero el velo de protección, dicen que ordenado desde Palacio Nacional, la mantiene intacta de ser llamada cuentas. Incluso, doña Olga Sánchez Cordero, en agosto pasado, pidió su comparecencia por estar en desacuerdo con la postura de la polémica funcionaria en el tema de los deudores alimentarios. Ahora, nos dicen, no habrá manera de que la polémica ombudsperson asista a dar explicaciones por la recomendación que emitió en la que pide la transformación del Instituto Nacional Electoral para reivindicar el derecho a la democracia y lo califica un como órgano “de sabotaje de la voluntad del pueblo, que solo ha servido para el mantenimiento de vicios que, por tantos años, si no es que, por sucios, han manchado nuestros procesos electorales”. Así, si la titular de la CNDH protege los intereses de la autollamada Cuarta Transformación, ella recibe lo mismo de la 4T. Es decir, protección, con protección se paga.   |  Se puede leer en “Bajo Reserva” de El Universal.