No cabe duda que el entenado político de Miguel Ángel Yunes Linares le está hundiendo el ultimo clavo al ataúd priista.

La avidez por el dinero fácil, aunado a los enormes complejos que carga sobre su enclenque espinazo, están terminando de aplastar las siglas de otrora poderoso instituto político.

Una vez pasada la jornada electoral del seis de junio solo ruinas se habrán de ver en la sede estatal priista, eso ni lo dude.

Le cuento.

Hace unos meses en una entrega de la Barra Libre le comentaba de la “compra- venta” de la dirigencia estatal cenopista para “El Fofo” Ramírez Arana. En dicha operación también iba incluida una diputación ya que la cifra abarca los seis ceros.

Al mozo de estoques de Yunes Linares, entiéndase Marlon, al ver la telega llena de dinero, nos comentan, le gano la emoción y al instante cedió a los encantos el papel moneda.

Bueno, pues nos precisan que, por eso ahora trata mantener a como dé lugar al ex alcalde de Paso de Ovejas como candidato a dicha representación por el distrito XIII, con cabecera en Emiliano Zapata, aun cuando existan otros aspirantes con autentica representatividad y total apoyo del electorado. La avaricia es tanta que junto con el ex diputado local también figura su esposa Ana Rosa Valdez, sí la misma que ha sido protagonista de serios escándalos en su caminar dentro de la administración pública.

Quien, se dice, está trasteando estas candidaturas es la ex panista Lorena Piñón, ya que la damita en mención muestra una enérgica preferencia al compadrazgo que mantiene con el matrimonio Arana Valdez.

Pero eso no para allí, hace unos días en el municipio de Tlaltetela, los priistas destacan que aun cuando la encuesta no favoreció a Alfonso Moreno, los abultados fajos de billetes que, se dice, recibió el tal Ramírez Marín le dan la valentía de presumir que él habrá de ser el abanderado priista “por eso ya proporcionó un buen billete”.

Los priistas de tan pujante municipio están inconformes con el actuar de la dirigencia estatal priista, por lo que ya amenazan con salir a las calles y tomar la sede estatal del tricolor. Todos ellos están dispuestos a no permitir más autoritarismo, más imposiciones.

El valemadrismo del porteño es admirable, como también es descarado su actuar y su fuerte inclinación a la subasta de candidaturas, o al menos eso es lo que señalan los cercanos a él.

Lo cierto es que esto apenas empieza ya que el próximo lunes, a primera hora, Leonel segundo Grajales, precandidato priista a la diputación local, le va a poner el cascabel al gato, ya que con pelos y señales habrá de ofrecer una conferencia de prensa en conocido café de esta ciudad capital.

Allí, ante los medios de comunicación, el destacado priista habrá de desnudar, y pintar de cuerpo entero, al mozo de espadas de Miguel Ángel Yunes Linares.

El militante del sector campesino está dispuesto a exigir transparencia, legalidad, pero sobre todo congruencia en estos momentos de algidez para el tricolor.

Lo curioso es el silencio sepulcral que guarda ese que hace las veces de delegado nacional Jorge Armando Meade Ocaranza, un sujeto insípido y del cual se escuchan historias nada agradables, leyendas cargadas de aderezo y todos encaminadas a su afición por el billete fácil.

El morelense es un priista perdedor, quien se encargó de brindarle una patada por el trasero fue el ahora gobernador, Cuauhtémoc Blanco.

Con este binomio de malandrines se antoja difícil el tricolor obtenga buenos resultados, son pocas las esperanzas de recuperarse, lo más seguro es que de nueva cuenta pase a ser la cuarta fuerza electoral y, ahora sí, deje de ser ese bastión priista que en sus años de pompa y poderío tanto presumió el tricolor.

Gracias a lo mostrenco, y lo gandul que es para el papel moneda, el propio entenado político de Miguel Ángel, está propiciando las condiciones para que se cumpla aquello de «te vamos a sacar en burro, Marlon». Sí, eso que le gritaron, a una solo voz, más de un centenar de priistas esa noche de domingo cuando las bases priistas tomaron la sede estatal del Revolucionario Institucional, al ya vislumbrar un amañado proceso de selección de candidatos.

Pobre PRI.