Así como los neoliberales abandonaron la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad para entregarla al consorcio español Iberdrola, lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador ha defendido a capa y espada, así sucedió con Petróleos Mexicanos, en donde muchas instalaciones fueron olvidadas con la intención de tirarlas a la basura y seguir dependiendo de intereses extranjeros.

Este fin de semana el mandatario mexicano hizo un recorrido por las refinerías de Dos Bocas, Tabasco; Minatitlán, Veracruz; Salamanca, Guanajuato; Tula, Hidalgo y Tampico, Tamaulipas, refrendando que su gobierno va por la autosuficiencia energética, frente a los intereses de los neoconquistadores del país.

En Tula, Hidalgo, dijo que a esta planta que había sido abandonada, su gobierno le tuvo que meter 2 mil 500 millones de dólares para no dejar que se pudriera y se convirtiera en chatarra. ¿Por qué estamos actuando de esta forma?, preguntó el mandatario retóricamente. “Porque queremos ser autosuficientes. Ya no vamos a seguir con la misma política de vender petróleo crudo, materia prima y comprar gasolinas, porque eso es como si vendiéramos naranjas y compráramos jugos de naranja”, les dijo a los trabajadores.

“Ya no. Vamos a producir en México todas las gasolinas y el diésel que se consume en nuestro país. Para eso era necesario que se acabara con la corrupción porque eso no era una pandemia, eso era una peste, que estaba acabando con México. Ya se tienen que ir los corruptos, sean del sector público o del sector privado o extranjero, a robar a otra parte, ya México no es tierra de conquista”, destacó el Presidente, ante el aplauso público de los trabajadores.

“Como ya no hay corrupción tenemos presupuesto suficiente, porque todo esto no es con crédito, no hemos pedido crédito, no ha aumentado la deuda, todo esto es porque los de antes, los machuchones de arriba no pagaban impuestos. Ya tenemos una hacienda pública fuerte, ya tenemos presupuesto: no necesitamos ni aumentar impuestos ni aumentar el precio de las gasolinas”.

Y al final, ya para terminar su mensaje, reveló que trabaja 16 horas diarias y que por ello, a su gobierno, que le faltan dos años, se convertirán en cuatro, por las jornadas dobles de trabajo. Y aunque el pueblo lo ha pedido y lo pedirá, dijo que no se reelegirá. “No a la reelección, porque yo soy maderista. Acuérdense, sufragio efectivo, no reelección, pero vamos a dejar sentadas las bases, bien fincado el cambio, para que ya no puedan darle marcha atrás”.

“Nunca más un México para una minoría rapaz. Nunca más un México que le dé la espalda al pueblo. Nunca más la corrupción, nunca más el clasismo, nunca más el racismo”, concluyó ante el aplauso de los trabajadores ahí presentes.

Más claro, ni el agua. El trabajo del mandatario mexicano es inédito, no tiene precedente en la historia del país. A pesar de los contratiempos históricos, de las circunstancias mundiales y del hostigamiento de la derecha, su gobierno avanza, va caminando y en esta materia lo que busca es la autosuficiencia, porque en ello estriba nuestra libertad.

Y en ese plano, el sur de Veracruz será estratégico, porque como ya lo hemos señalado aquí, las inversiones que se realizan en las refinerías y el proyecto que ya va en marcha del Istmo de Tehuantepec, están generando una gran derrama económica que se traduce en bienestar para los surveracruzanos.

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