Sobra comentar la historia de corrupción y golfería electoral de este negocio, perdón, de este instituto político. Es un secreto a voces la forma de conducirse de tan noble negocio, otra vez, perdón, de dicho partido, ya que desde su nacimiento la podredumbre lo viene acompañando.
En estos momentos en que la jornada electoral, esa que han llamado «la madre de todas las elecciones», está a la vuelta de la esquina aquí en la entidad veracruzana el Verde Ecologista recibe toda clase de escombro político, abre las puertas a todo aquel que quiera ser parte de la comparsa y que también sea diestro en eso del fraude electoral.
En Veracruz, dicho partido no tiene pies ni cabeza, no tiene nada rescatable, lo que si le sobran son personajes advenedizos, oportunistas que sólo ambicionan saciar sus ansias de novillero, ya que siempre han sido monosabio.
Un ejemplo muy diáfano es el que protagoniza el tal Renato Alarcón Guevara, el mismito que a inicios del 2017 tomó protesta cómo dirigente, más no líder, del. Revolucionario Institucional en la entidad veracruzana.
Vaya equivocada qué se dio en aquella ocasión la entonces delegada partidista Lorena Martínez Rodríguez al calificarlo de ser «un joven que ha mostrado lealtad al partido». Si lo viera ahora seguramente se desvanecería de tristeza.
Una de las más recientes porquerías de Alarcón Guevara, es haberse ido a refugiar a los brazos del fútil dirigente Carlos Marcelo Ruiz Sánchez, el monosabio número uno de Jorge Carvallo Delfín, sí, el mexiquense ese que se hizo millonario en Veracruz, en la época del fidelato.
Los que saben aseguran que el tal Alarcón Guevara, como buen arribista, se apoderó del comité municipal en Emiliano Zapata, todo con complacencia del tal Carlos Marcelo y con la anuencia del mexiquense Carvallo Delfín.
Recordemos que Ruiz Sánchez es un fiel escudero del mexiquense pues desde tiempos pretéritos le ha profesado obediencia y sometimiento, acciones que, según sus cercanos, le han permitido llevar una vida de sultán pueblerino.
Ahora ya crecido, y cobijado en las criadillas de Carvallo Delfín, al igual que el tal Renato, ambiciona un cargo de elección popular, ambición que se antoja difícil se le cumpla.
Por lo mientras al tal Alarcón Guevara le dieron una sopita de su propio chocolate ya que le hicieron creer que sería suplente del candidato a diputado federal, un tal Nazario, y a la mera hora lo bajaron.
El Verde Ecologista es más de lo mismo, puro reciclar basura política, puro negocio familiar.
No cabe duda que el ser un partido satélite, por lo que se aprecia, es un buen negocio, las prerrogativas y la venta de candidaturas lo son aún más.
Ahora de la mano del partido en el poder, va de comparsa en la jornada electoral del día dos de junio.
Eso es cinismo no chingaderas.
Provecho.