Chilpancingo aparece con regularidad en la lista de las ciudades más peligrosas del planeta. Es así porque bandas de la delincuencia organizada se han disputado por años el control de la plaza, clave para el trasiego de heroína.

Como esta droga ha perdido presencia en los mercados internacionales, las bandas criminales resolvieron incrementar sus ingresos expoliando a la población. Cualquier actividad económica tiene que pagar derecho de piso, los que fallan no lo cuentan.

En la actualidad la capital del estado de Guerrero está bajo el poder de Los Ardillos que comenzaron con sangrientos secuestros y después diversificaron su portafolio criminal.

¿Qué hacen ante esto las autoridades municipales? Pues la alcaldesa morenista, Norma Otilia Hernández, resolvió que el siguiente paso de la estrategia abrazos, no balazos, era tomarse un vinito espumoso con el jefe del cartel. Ya lo hizo.

Las fotos del encuentro se despliegan hoy en espacios relevantes. Ya veremos si Otilia da las respuestas que se merecen los habitantes de Chilpancingo   |  Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.