Si algo ha distinguido al amorfo experredista son sus corruptelas, es esa pestilencia que acostumbra dejar en las dependencias donde ha sido titular.
A Rodriguez Cortés lo sigue un pasado escabroso, repleto de traiciones, escándalos y corrupción.
Quién no recuerda esas imágenes donde en ahora brillante colaborador del hijo de Atanasio aparece recostado en su cama teniendo al lado un fajo de billetes de alta denominación y utilizándolo varios de ellos como abanico.
Chulada de escena.
El ex perredista ha mostrado habilidad para eso de la obtención de dinero fácil.
Su pasado es un testigo fiel de esa estela de corrupción que le caracteriza y distingue.
La última llenada de alforjas, se dice, se dio hace apenas unos días con la mortandad de más de 30 toneladas de mojarra tilapia en la Barra de Chachalacas, municipio de Ursulo Galvan, debido a la alta contaminación que provoca el ingenio El Modelo, al cual la dependencia a cargo de Rodriguez Cortés aplicó una fuerte multa misma que en nada vino a beneficiar a los pescadores ya que de indemnizarlos nada se ha dicho.
Y es que resulta que la denuncia expuesta por los afectados fue más que suficiente para que el ahora chairo le metiera la mano al cajón, perdón para que la dependencia a su cargo aplicara una multa a dicho ingenio, recurso que, se sabe, fue a parar a la cuenta bancaria del ex dirigente estatal perredista y nunca fue destinado en apoyo a las familias afectadas.
De Sergio Rodríguez se escriben historias de corrupción verdaderamente admirables, únicas.
Su trayectoria política ha transitado en medio de corruptelas y escándalos, de traiciones y cinismo.
En una entrega anterior le platicamos que el ex perredista actualmente es vecino de los Yunes y de Julen Rementeria, pues ya vive en ese exclusivo fraccionamiento llamado El Estero y cuya propiedad, al parecer, tiene un valor superior a los quince millones de pesos.
Tres años y medio fueron más que suficientes para viera coronado su capricho y pasar a ser uno de los nuevos ricos de la entidad veracruzana.
La forma de conducirse de Rodríguez  Cortés ya es bastante conocida en el medio político veracruzano, quizá por eso fue colocado en tan singular dependencia.
Rodríguez Cortés es de los políticos que son expertos en eso de cambiar de piel, pues recordemos que se deslizo los pantalones ante Fidel Herrera Beltrán,  sirvió de tápate a Javier Duarte y fue un fiel lacayo de Miguel Ángel Yunes Linares.
Ahora, ya con las siglas de MORENA se apresta a competir con Héctor Yunes Landa, para definir al mejor trapecista político de la entidad veracruzana.
Y donde quedan los mandamientos del López de palacio nacional, aquello de «no robar, no mentir y no traicionar».
Provecho.