Todas las reuniones del Gabinete de Seguridad terminan con evaluaciones positivas de la estrategia de seguridad de la 4T, condensada en la frase “Abrazos, no balazos”. Dicen, sin ruborizarse, que está funcionando.

Junto a esas notas los medios de información no tienen más remedio que pasar de la ficción a la realidad y dar cuenta de las balaceras del día.

Como el nuevo tiroteo en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, una ciudad que llegó a ser un lugar paradisiaco pero que ahora está en manos de grupos antagónicos del crimen organizado que disparan a las primeras de cambio.

La otra balacera fue, como muchas otras, en Guanajuato. Ahí el gobierno estatal fue superado desde hace años y el Federal se resiste a asumir su responsabilidad.

Fue una escena dantesca que recordó la reciente matanza de Caleta en Acapulco. Un grupo de sicarios irrumpió en un balneario atestado de bañistas para asesinar a una familia: hombres, mujeres y un niño. Dejaron siete muertos y al salir se llevaron tan tranquilos las cámaras de seguridad. La policía, adivinó usted, apareció cuando no había nada qué hacer.   |  Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.