La valla que la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, ordenó poner en torno a la plaza de la colonia Juárez para impedir que volvieran a acampar ahí los migrantes era una metáfora de la intolerancia que, a juicio de sus críticos, caracteriza a la funcionaria. La acción de Cuevas, nos dicen, hubiera recibido en su momento el aplauso del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien intentó de mil formas construir un enorme muro fronterizo. El problema para la alcaldesa es que esa tapia metálica era ilegal, pues las demarcaciones no tienen facultades para hacer algo así. Por esa razón, las autoridades centrales derribaron ayer la valla y dieron con ello un mensaje de tranquilidad en momentos en que el país está en la mira de gobiernos de otras naciones y de organizaciones sociales por la aún fresca tragedia de Ciudad Juárez. Ahí el dato.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.