«Qué miedito: cierto día fueron al panteón de Palo Verde tres personas y un niño para llevarles flores a sus muertos. Se les fue el tiempo limpiando las tumbas y acarreando agua, por lo que no se dieron cuenta de que había cerrado el cementerio. Estaban ocupados en sus labores cuando sintieron un olor muy feo como de carne podrida, por lo que levantaron los ojos y vieron a un hombre deforme que venía hacia ellos. Parecía un leproso; sus ropas y su carne estaban desgarradas y sangraba. Los visitantes salieron corriendo, dejando todo lo que habían llevado: pero vieron que el extraño ser los venía siguiendo casi volando. Y como la reja estaba cerrada tuvieron que brincarla. Estaban tan asustados que no podían ni gritar; así siguieron corriendo perseguidos por ese fuerte y desagradable olor».

– Historias, cuentos y leyendas de Xalapa/Alberto Espejo