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Después del fenómeno vivido por El juego del calamar, era de esperar que la serie de Netflix no se marchara con las manos vacías de los premios Emmy. Si bien tenía muy difícil llevarse el galardón a mejor serie dramática cuando competía contra una gran favorita como Succession (que volvió a llevarse el Emmy por segunda ocasión), la apuesta distópica surcoreana dio la nota al alzar a su creador y director, Hwang Dong-hyuk, y protagonista, Lee Jung-jae, con la victoria en el corazón de Hollywood.

Porque después de pasar penurias para poder desarrollar la historia a lo largo de 10 años, Hwang Dong-hyuk se llevó el Emmy a la mejor dirección mientras Lee Jung-jae se impuso sobre grandes favoritos como Jeremy Strong y Brian Cox (Succession), Bob Odenkirk (Better Call Saul), Jason Bateman (Ozark) y Adam Scott (Severance), en la categoría de mejor actor, ambos en los apartados de serie dramática. Una victoria que, en el caso del actor, cobra mayor relevancia cuando tenemos en cuenta que abandonó la actuación durante un tiempo por no creer en su talento.

LOS ÁNGELES, CALIFORNIA – 12 DE SEPTIEMBRE: 74.º PREMIO ANUAL DE LOS EMMY EN PRIMETIME — En la foto: Lee Jung-jae acepta el actor principal destacado en una serie dramática por «Squid Games» en el escenario durante la 74. 12 de septiembre de 2022. — (Foto de Chris Haston/NBC vía Getty Images)

Lee Jung-jae hizo historia a sus 49 años al coronarse como el primer ganador a mejor actor en drama a partir de una serie de habla no inglesa, así como el primer asiático en llevarse el premio a casa. Sin embargo, a pesar del éxito que lleva cosechando en su país natal desde hace más de 30 años y las puertas que El juego del calamar le ha abierto en el plano internacional (acaba de fichar como estrella de la nueva serie de Star Wars, The Acolyte), lo cierto es que esta victoria supone un recordatorio para su talento y una bofetada directa a la vez que dudó de su valía.

Y es que Lee Jung-jae es un tipo con suerte. Nunca se había planteado ser actor ni estudió para ello, sino que en su juventud tomaba clases de diseño de interiores. Ese era, por entonces, el camino profesional que deseaba seguir. Sin embargo, su carrera artística le llegó casi en bandeja cuando un conocido diseñador se acercó al verlo en su puesto de cajero en una cafetería. Le llamó la atención su carisma y energía, ofreciéndole una sesión de fotos para una revista. En un principio no estaba seguro hasta que su jefe le permitió que fuera. Lee Jung-jae creyó que sería algo puntual, pero el destino le tenía guardada una sorpresa: porque después de la primera sesión, las revistas comenzaron a solicitarlo hasta labrarse una carrera como modelo a tiempo completo. Y de las fotos a la actuación hubo un salto que también llegó de repente y sin aviso. Debutó en televisión en una serie de 1993 titulada Dinosaur Teacher, coronándose como estrella de la noche a la mañana. Su popularidad subió como la espuma, haciendo que cada uno de sus trabajos a continuación fueran recibidos con aprobación por parte del público y la critica de Corea del Sur. Es más, en su siguiente trabajo, Sandglass (1995), su rol como héroe romántico pasó de secundario a protagonista ante la aceptación que había.

Desde entonces las ofertas le llovían en cine y televisión, teniendo éxitos de taquilla y una aprobación inesperada. Sin embargo, en sus adentros no lo llevaba bien. No se había preparado como actor y padecía del síndrome del impostor.

Durante los primeros cinco años, me era muy difícil” dijo a Esquire en diciembre de 2021. “Me asustaba la sola idea de tener que ir al set porque realmente no sabía qué debía hacer. No sabía cómo actuar pero al mismo tiempo sentía una gran responsabilidad. Tenía que hacerlo bien”. La presión le habría ayudado a desarrollar aún más su disciplina profesional sintiendo la necesidad de demostrar que se había ganado el lugar que ocupaba en la industria. Y lo consiguió con una carrera que se expande en unos 30 años donde ha interpretado todo tipo de personajes, haciendo sus propias escenas de riesgo cuando puede y protagonizado siete de las 100 películas más taquilleras de su país.

Lee Jung-jae en ‘El juego del calamar’ (Noh Juhan/Netflix)

Pero la sensación de impostor le perseguía. “En los inicios de los años 2000 pensé profundamente en abandonar este trabajo de actor” dijo a la revista. “Quería abandonar el negocio del entretenimiento”. El problema es que se la pasaba comparándose con otros actores y no estaba disfrutando de la experiencia. No me parecía nada interesante” reconoció. Es más, cada proyecto se había convertido en “un trabajo difícil que tenía que terminar”. Entonces llegó a la conclusión que su talento era limitado y lo mejor era dejarlo. Y así lo hizo durante dos años hasta que, en 2005, regresó como una superproducción, Typhoon, que volvió a demostrarle que lo suyo con la taquilla y el público era una relación sin ruptura posible.

Desde entonces vivió su buen puñado de fracasos, pero también supo diversificar y ponerse a prueba con éxitos tan dispares como el thriller erótico The Housemaid mientras hacía de estrella de artes marciales en otras películas. Y lo demás es historia. En 2021 su carrera se disparó en plena pandemia gracias a Netflix y El juego del calamar, con un personaje de antihéroe patoso y carismático, que representa la dicotomía del ser humano entre la avaricia y humanidad a través de una crítica sobre la sociedad y el capitalismo pero disfrazada de ciencia ficción distópica.

Lee tiene previsto volver a la segunda temporada de El juego del calamar, mientras su carrera sigue subiendo como la espuma.