Hasta cuándo habrá de parar esta masacre en contra del gremio reporteril. 

Esta vez de nueva cuenta la libertad de expresión se tiñe de sangre. 

Lo anterior no es otra cosa que un nítido ejemplo del brutal fracaso del sistema de justicia y de la impunidad que avasalla al país.  

La desdicha que vive la libertad de prensa en México, a diario se acrecienta a pasos agigantados.  

La mañana de ayer, miércoles, el reportero del diario Expreso, de Ciudad Victoria Tamaulipas, Antonio de la Cruz, fue asesinado a balazos, hecho en el que también, lamentablemente, resultó lesionada su hija, Cinthya de la Cruz, reportando los médicos su estado de salud como grave. 

Con este artero crimen ya se llega a la docena de reporteros asesinados en lo que va del presente año. 

Sin lugar a dudas que en la gran mayoría de los casos el móvil de tan arteras transgresiones tiene que ver con su labor informativa, de allí que el ejercicio periodístico se puede calificar como el más peligroso de los oficios que se ejercen en el territorio mexicano. 

Entre las entidades donde se ha suscitado tan lamentables muertes destacan Baja California, Sinaloa, Zacatecas Michoacán y, que cree, Veracruz también. 

Sobra decir que son varias las organizaciones internacionales las que en repetidas ocasiones han lanzado la voz de alerta, han hecho públicos sus llamados a frenar la violencia contra la prensa. 

De igual forma dichas organizaciones han externado que las constantes embestidas del señor López a la prensa única y exclusivamente acrecentaban la agitación dando paso a más ataques con violencia. 

De igual forma las arremetidas emitidas, principalmente, en las mañaneras sólo avivan la violencia hacia la prensa. 

Curiosamente en lo que va de la administración del dueño de “La Chingada” son ya 37 los periodistas asesinados en suelo mexicano. Dígito que es por demás alarmante, como también es pavorosa la actuación del ejecutivo federal hacia la prensa. 

El discurso oficial sigue siendo el mismo, la perorata de siempre, “»daremos con los autores de este crimen”, “se está siguiendo todas las líneas de investigación”, “no habrá impunidad”, “todo el peso de la ley para los asesinos”, y así por el estilo hemos escuchado estas frases infinidad de veces. Pero de resultados reales, nada. Ni una pizca de buenas noticias. 

Tan grave es la situación que ya funcionarios de la actual administración han tenido el descaro de reconocer públicamente que en el noventa por ciento de los casos sobresale la impunidad.

Desafortunadamente el aparato oficial y las fiscalías de los estados han hecho patente su marcado desinterés por dar con los responsables, de dar con el paradero de los autores materiales e intelectuales, reiteramos, la impunidad ha sobresalido. 

La mortandad sacude al periodismo mexicano y amenaza de manera interminable la libertad de expresión en nuestro país. 

Por lo mientras los asesinatos de periodistas en nuestro país no se detienen. 

Sin lugar a dudas que este 2022 habrá de ser el año más letal para el gremio reporteril, siendo el tabasqueño el que encabeza la administración federal. 

Lamentablemente nuestro país, y el estado veracruzano también, es calificado como uno de los más violentos para ejercer el periodismo.  

Lástima. 

Que alguien pare esta masacre.