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Sin trago en la mano, las canciones de Carin León no llegan de la misma forma y una Plaza México llena lo pudo atestiguar anoche.

 

La adrenalina me corre por las venas”, dijo el sonorense, con un trago en la mano, “¡qué bonita chingadera!”. Vuelta tras vuelta en su escenario 360, coqueteando con su lujosa botella de tequila y entregándose a los capitalinos de la mejor forma que lo hace en Estados Unidos, España y cualquier parte del mundo.

Se suele subestimar la capital al hablar de música mexicana, sin embargo, después de tener a referentes tan fuertes como Peso Pluma, Junior H y el propio Carin, eso debería terminarse. Sentir la canción Secuelas de amor con tanta gente prendida al pisto es algo que tuvo que sentirse una vez en la vida.

Alguien mejor, Como lo hice yo Quién aguanta a quién continuaron con la noche de muchísima valentía, amor y, ¿por qué no?, despecho. Sobre el escenario cuadrado, ocupado por músicos con pulmones únicos para aguantar dos horas de interpretación, cáctus, luces con pocos efectos y una atmósfera repleta con pulseras, así fue como Carin dio su show del año.

Sobre la tarima, Como duele equivocarse se sintió hasta el fondo del corazón. “Todos los hombres somos iguales. No vamos a cambiar, aprendan a querernos. Esta va para los compas que no son sólo de una mujer”.

Los escalofríos ya recorrían la piel. ¿A qué grado? “Me siento bien orgullosa de ser mexicana”, se escuchó a una mujer gritar. Y, la verdad, ese sentimiento recorrió todo el lugar. Las mujeres no dejaban de gritarle al León, los hombres, alzaban su vaso y con la mano en el corazón cantaron El amor es una farsa.

Como ha sucedido en los últimos shows, los cheleros se tomaron un respiro para tener su propio video, al menos en zona baja, donde el frío hizo los mandados gracias a las llamas que salieron de la tarima. Entonces, después de pedir que todos tomen con medida, “pero hasta el culo y ni una más”, tomó la guitarra acústica. Así es, porque además de rugir, las cuerdas las trata como la mismísima botella que engulló para que la voz no cesara. Quisiera saber, para recordar a Vicente Fernández, permitió que la Plaza retumbara.

Curioso que en un lugar en la que el hombre solía desafiar a las bestias, un león haya invertido los papeles. Nadie quería perderse este evento: Roberto López, jefe de Sony Music México, miró atónito; el productor teatral Sergio Gabriel, cruzado de brazos, hizo lo propio con el cóver , una rola popularizada por Noelia y que es tradición en la gira Colmillo de leche.

Hubo quienes se quitaron el sombrero para interpretar Deja de chingarme, hasta un niño cerca del escenario cantó junto a sus padres. Y se siguió con No es por acá. En ésta, el León pidió aguantar poquito el grito, pero fue imposible. Lo cursi, como el dolor, también se puede cantar. Y no se equivocó, fue la rola que más emociones movió y hasta causó que muchas parejas soltaran besitos de enamorados.

 

Entre puros amigos

Aquí entró Reik al escenario para cantar su colaboración. Jesús, Bibi y Julio tomaron la Plaza de Toros por los cuernos. “Así como todos ustedes, hemos visto todo el show y, cabrón, ¡cómo cantas”, le dijo Navarro. No mintió. El sonorense, pistee o no, jamás pierde esas cuerdas poderosas.

Cobarde, que hace junto a Kany García, también sonó, desafortunadamente no se logró la presencia. ¿Se necesitaba? ¡Por supuesto! Pero con tantas mujeres interpretando cada verso de la canción se pudo reemplazar la ausencia.

Más vale pedir perdón, que permiso. Ésta es para la gente mal portada”, comentó al micrófono antes de El amor de tu vida Ni me debes, ni te debo. “¡Qué buena borrachera, compa!”, exclamó. Señalando al público, a su novia le dedicó toda la noche
y su corazón.

De pronto, el frío se empezó a sentir y las chamarras aparecieron para entrar en calor. Lo que nadie esperó fue que Primera cita iba a sonar. De hecho, esta semana una fan especuló si esta rola va para alguien llamada Juana o la ciudad de Tijuana. Carin, en redes sociales, avivó el misterio con una encuesta. Ya sea para alguna Juanita o la bella frontera, el inmueble se prendió.

A Carin sólo le faltó llorar, pero tenía que invitar al escenario a Mau y Ricky para Llorar y llorar. Tenía razón, la reacción que generó al principio fue nada a comparación de lo que se presentaba conforme se acercaba la medianoche. Los hijos de Montaner se despidieron rápido.

El rey del desierto tomó un descanso, merecido, porque, real, es imponente en escena. Regresó con una chaqueta beige y camiseta blanca para ponerse meloso con Coqueta Esquina del Mall. Quedó claro que le vale madre la vida cuando pidió que reventaran las bocinas y rebasaran el ruido permitido. Por supuesto, los fans estuvieron de acuerdo para escuchar el popurrí de Marco Antonio Solís, uno de los ídolos del dueño de la noche.

Pese a que el Metrobús estaba por concluir la operación, nadie se movió y menos cuando el tributo a Juan Gabriel empezó con Me gustas mucho Un cariño como tú. Y por fin, lo que faltaba, un poquito de banda para que todo se volviera un pandemonio de puro baile. ¿Creen que se exageró? Los túneles por donde solían pasar los poderosos toros se llenaron de una nube de polvo por tanto zapateado y gente urgida por acudir al sanitario.

Al cierre de esta edición, El baile del huitlacoche empezaba a elevar el nivel de esta velada mexicana y se esperaba el cierre con el famoso medley de Joan Sebastian, con temas como Tatuajes, y éxitos del propio Carin como Según quién.