Mal hará, nos dicen, quien pretenda regatear el reconocimiento a la capacidad de respuesta que mostró el Gobierno federal ante la contingencia provocada por Hilary en el norte del Pacífico. Tanto el Ejército como la Armada están presentes en la península de Baja California a través del Plan DN-III-E y el Plan Marina. Los desalojos masivos aplicados por los integrantes de las Fuerzas Armadas en comunidades vulnerables contribuyeron a evitar que hubiera un número elevado de víctimas. Pero su participación se traduce también en apoyo a damnificados y limpieza y reparación de caminos dañados, entre otras acciones. Vale también destacar la labor preventiva del Gobierno de Baja California, cuya gobernadora, Marina del Pilar Ávila, llamó a la población a tomar precauciones tres días antes de la llegada del fenómeno. Esta vez, Hilary no agarró a las autoridades dormidas. Enhorabuena.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.