Quienes deberían tener encendidos los focos no rojos, sino lo que sigue, son las cúpulas del PAN y del PRD, partidos a los que no les fue nada bien en los comicios del domingo. En Coahuila, el blanquiazul obtuvo 386 mil 97 votos en el 2017; pero hace tres días sólo logró 89 mil. Un desplome contundente. Y el amarillo captó un millón 31 votos en el Estado de México en el 2017, pero seis años después sólo recibió 183 mil 227. ¿Qué pasó? Parece que nadie se atreve a decirlo, pero en estricto sentido, el PRI pudo haber ganado las elecciones de Coahuila sin necesidad de aliarse con PAN y PRD. Luego entonces, dicen los que saben, quienes deben ponerse las pilas con la mira en el 2024 son los panistas y perredistas, pues en la antesala de los comicios presidenciales el electorado no los trató muy bien. Uf.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.