Reacción

En Quintana Roo, la gobernadora Mara Lezama no dejó pasar el atropello, pues tras la detención de un niño de 9 años que vendía pulseras en la playa de Tulum, los policías involucrados fueron suspendidos y se abrió una investigación. El alcalde Diego Castañón condenó el abuso y activó al DIF para atender al menor y a su madre. En una zona donde el turismo a menudo borra a los locales, este acto tuvo eco. Aquí no hubo silencio cómplice ni justificaciones huecas. Lezama vuelve a mostrar que gobernar también es proteger a quienes no votan, pero sí importan. Un niño vendiendo artesanías en un destino turístico no es delito. Es futuro. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.