Del espeluznante caso del rancho Izaguirre puede salir, aunque sea difícil de creer, algo bueno. De ahora en adelante las autoridades de los tres niveles de gobierno ya no podrán hacer caras de sorprendidos ante los métodos de reclutamiento de las bandas del crimen organizado, ya no pueden decir que no sabían, que ni siquiera lo imaginaban.
Alguien tiene que darles seguimiento a las ofertas de trabajo para determinar si son reales o un montaje para pescar incautos. De hecho, fuerzas federales capturaron a un prominente reclutador al servicio del CJNG, el Lastra, que podrá dar en los interrogatorios todos los detalles del modus operandi y cómo le hacían para eludir el radar de las autoridades.
No es que fueron en extremo ingeniosos, nada de eso, es que incentivaban a las autoridades para que desconectaran el radar y que los dejaran trabajar. A partir de ahora no hay pretextos para que el radar no funcione. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.