Las Madres Buscadoras de Sonora alzan la voz y aseguran que los crematorios clandestinos existen, pero la Fiscalía estatal, a cargo de Gustavo Rómulo Salas, insiste en que sólo son “huesos de perro”. El hallazgo en Teuchitlán, Jalisco, confirma lo que ya es un patrón de exterminio masivo en el país, con desapariciones, torturas y ejecuciones frente a la omisión o complicidad de las autoridades. Si el estado no reconoce siquiera la existencia de estos centros, ¿cómo esperar de una investigación seria? Mientras las buscadoras rastrean la verdad entre cenizas, los gobiernos siguen enterrando la justicia con excusas indignantes. Ya párenle. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.