El Sistema Nacional Anticorrupción tiene un problema… de corrupción. Roberto Moreno, su titular, se vio envuelto en los mismos vicios que debía erradicar, con viajes opacos, desvío de recursos y una plataforma digital para denuncias que, sorpresa, no sirve. Todo un prodigio del cinismo institucional. Para rematar, el Órgano de Gobierno lo destituyó como si el sistema estuviera funcionando, cuando en realidad esto es sólo otro episodio de simulación. ¿Recuperar la confianza ciudadana? Primero que funcione la plataforma y luego vemos. Y en su lugar, ¿llegará alguien con perfil de honestidad? Se publica en «Frentes Políticos» de Excélsior.