La carrera política de Cuauhtémoc Blanco arrancó torcida y nunca pudo enderezar sus ramas.
La Fepade lo investigó por manejar documentos falsos para poder acreditar su residencia en Cuernavaca, aunque todo mundo sabía que era cien por ciento chilango. Trascendió que para aceptar ser candidato a alcalde firmó un contrato de siete millones de pesos, sin importar si ganaba o perdía.
Después su apoderado legal estuvo por años en la mira de la UIF por depósitos millonarios en paraísos fiscales. La foto del convivio con los jefes de las principales bandas delictivas del estado fue otra raya en el tigre.
La lista es larga y concluye con una acusación de violencia sexual e irregularidades millonarias en el proceso de entrega-recepción, pero nada lo toca, porque tiene, ya lo adivinó usted, un blindaje político tan grande como irresponsable.
La protección a Blanco ya superó hace mucho la solidaridad partidista para adentrarse en el pantano de promoción de la impunidad. ¿Hasta cuándo? | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.