A unas horas de que Donald Trump retome el poder, México se ajusta el cinturón. La presidenta Claudia Sheinbaum y el canciller Juan Ramón de la Fuente preparan los consulados para enfrentar deportaciones masivas. Trump insiste en aranceles, en etiquetar al crimen organizado como terroristas y, de paso, en rebautizar el golfo de México. Pero Sheinbaum no titubea, sin los mexicanos, la economía estadunidense no camina. Los paisanos envían 62 mmdd anuales, apenas una fracción de su aportación al vecino del norte. Todo listo. La soberanía no se negocia y, aunque Trump vocifere, México defenderá lo suyo. Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.