El embajador de México en Estados Unidos, Esteban Moctezuma Barragán, quedó entre la espada y la pared por el sombrerazo presidencial al representante de Washington en suelo mexicano, Ken Salazar, después de las críticas del estadounidense a la estrategia de seguridad del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Don Esteban ha preferido guardar silencio, porque es bien sabido que es amigo del diplomático estadounidense. Nos hacen ver que Moctezuma prefirió “no moverle” ni en redes sociales para no echarle más leña al fuego, esto ante la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos y la próxima revisión del T-MEC. | Se puede leer en “Bajo Reserva” de El Universal.