La decisión del alcalde de Córdoba, Juan Martínez Flores, de suspender los derechos laborales y de salud de al menos 20 empleados municipales en situación de incapacidad permanente, es una flagrante violación a los derechos humanos y laborales.
Con dicha acción, el edil sólo muestra su lado inhumano, déspota e insensible…
Estos trabajadores, algunos de ellos con serias afecciones como insuficiencia renal y pérdida de la vista, dependen del servicio médico del IMSS para sobrevivir.
Pero el médico ambicioso, ordenó la abrupta cancelación de sus prestaciones, lo cual sólo refleja una crueldad alarmante, un abuso de poder por parte de la administración local.
El hecho de que los afectados no hayan recibido notificación previa y fueron despojados de su derecho a la salud sin alternativas, pone de manifiesto la falta de empatía del presidente municipal de Córdoba, quien parece más preocupado por sus propios intereses que por el bienestar de los empleados que trabajaron en su gobierno.
Pero si fuera la novia, hasta a Europa se la lleva. Patético.