Con la cuenta de fallecidos y desaparecidos al alza en los últimos 14 días, tiempo que llevaba hasta ayer la batalla entre dos facciones del Cártel de Sinaloa en la entidad, con efectos sobre todo en la población de Culiacán, fue al gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, al que criticaron el sábado tras exhibirlo en un lujoso restaurante de Polanco. Ha provocado indignación entre la gente, nos comentan, que mientras cuando estaba en ese placentero sitio, en su estado las Fuerzas Armadas se multiplicaban para tratar de apagar los focos de violencia. De hecho, poco antes al estado habían llegado 600 elementos del Ejército a reforzar la estrategia para combatir la inseguridad. Algo no cuadra en esta escena, nos dicen. Porque no se trata de que el mandatario estatal la haga de soldado. Se trata sólo de ser considerado con sus gobernados y con quienes se arriesgan para sacarle las castañas del fuego. | Se lee en “Rozones” de La Razón.