Andrés Manuel López Obrador admite haberse encontrado con un país en ruinas al asumir el poder en 2018, una “realidad catastrófica” moldeada por la corrupción. Este escenario lo empujó a desviarse de sus principios civilistas y juaristas hacia una estrategia que incorpora a las Fuerzas Armadas en roles clave para la nación. Su justificación es firme: sin el apoyo militar, la Cuarta Transformación no tendría futuro. El mandatario defiende su elección, donde incluso secretarías clave estaban “completamente entregadas a la corrupción”. Apoyarse en los secretarios de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, y de Marina, José Rafael Ojeda Durán, era menester. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.