Se expande la idea de que triunfa en las campañas políticas quien tiene más capacidad para la injuria. Es falso. Las campañas son oportunidad para mostrar valores, plantear principios, ponderar la solidaridad.

Debatir e insultar no son sinónimos. De hecho, son conceptos antagónicos porque el agravio es tóxico para el intercambio de ideas. Inhibe el pensamiento y la claridad. Conduce a los candidatos en campaña a un callejón sin salida.

Concentrar las campañas en los ataques y las difamaciones desvirtúa su naturaleza de buscar soluciones para la compleja problemática del país.

El instituto electoral, por ejemplo, organiza los debates para asegurar el ejercicio informado de los derechos políticos y electorales de la ciudadanía. Busca generar interés para participar en la jornada electoral y derrotar, entre todos, al abstencionismo.

En la vida pública de México hacen falta valores; de insultos, la verdad, estamos saturados. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.