El que mucho se despide pocas ganas tiene de irse, dice el refrán que aplica perfecto al presidente López Obrador que no se hace a la idea de dejar Palacio Nacional para irse a su finca de Palenque y no contestarle el teléfono a nadie.

Dijo que después de la elección hará una gira del adiós a lo largo y ancho del país. Va por un último mitin, un último homenaje, un busto de bronce, una calle con su nombre, que le pidan que se quede, algo que atenúe la transformación de un hombre poderoso al ciudadano Andrés Manuel dedicado a escribir.

Irá dejando, por las distintas plazas, pedazos del bastón de mando, hasta que nada quede. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.