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Un común denominador en la producción de bioseries mexicanas son los conflictos previos a su realización. Pero hay de conflictos a conflictos. Actualmente Humberto Zurita ha sido arrastrado a uno de esos que ni siquiera tiene razón de ser.

Ricardo González, el hijo de Cepillín, publicó un video pronunciándose de manera desproporcionada contra Zurita, acusándolo de «soberbio» supuestamente por no aceptar de inmediato interpretar a su padre, con quien le ve un gran parecido, en una ficción que todavía no se produce.

El reclamo -que bien puede ser catalogado como un berrinche injustificado- se deriva de una declaración del actor manifestando que estudia los guiones de los proyectos que requieren de sus servicios.

De entrada, Zurita respondió a la pregunta expresa de una reportera que desconocía el hecho de que estuviera contemplándose un libreto sobre el payaso mexicano: «No sabía, ni siquiera sabía que iban a hacer la bioserie de Cepillín. No sé, si me llega la oferta ya veremos qué hacemos con eso. No sé cuándo lo quieren hacer, ni nada. Todo el resto del año ya lo tengo cerrado», precisó.

Respecto a su forma de trabajar para analizar posibles opciones laborales, Zurita comentó lo siguiente: «tendría que conocer el guión, porque las bioseries son algo muy complicado, yo así lo veo. Las que han sacado siempre tienen problemas. Que una parte de la familia sí, que una parte de la familia no. Es muy complicado. Y luego, ¿de qué vas a hablar sobre esas personas? Yo me baso mucho en los guiones, o sea, no agarro el trabajo así de ‘¿cuánto me vas a pagar?’. Siempre pido una sinopsis de personajes, un plan general de grabación, cuánto tiempo, qué directores. Lo hago porque no hago cualquier cosa», indicó.

En ningún instante respondió que no le interesa una bioserie acerca de Cepillín, ni se expresó mal hacia la opción de contemplar una recreación ficticia de Ricardo González. Simplemente reiteró algo que ha manifestado con anterioridad, es decir, que solicita un perfil completo de la producción en puerta para definir si acepta o no. Nada fuera de lo común si se toma en cuenta que así se conducen actrices y actores en la actualidad ante las propuestas que reciben para participar en telenovelas, series, películas y obras de teatro.

Pero a Ricardo González no le ha parecido bien y además de recriminar que estudie los proyectos dijo que por el solo hecho de tener 69 años, el actor debería aceptar cualquier trabajo.

«Veo al señor Zurita muy soberbio, muy, muy soberbio. (…) Me dio mucha pena. Siento que cuando llegas a cierta edad deberías ser más aterrizado, un poco más humilde. Decir que siempre checa qué tipo de papeles e historias va a ver, y que siempre hay conflicto. En cualquier historia hay conflictos. Aquí la cosa es que estás hablando del payaso más famoso de México, el más famoso de Latinoamérica», dijo González.

Asimismo, el hijo del famoso payaso realizó una comparación desafortunada en la que enaltece la carrera de Cepillín y denigra la de Zurita. Presumió a su padre como un ídolo que llenaba «plazas de toros para arriba» al mismo tiempo que en tono burlón y sarcástico cuestionó si el actor era capaz de llenar un teatro con una obra como Papito querido, de la cual se mofa aludiendo que es indigna y que ejemplifica lo que es la actualidad del histrión como intérprete.

Cepillín fue un showman completo que pudo desenvolverse en varios ámbitos gracias a su personaje. Humberto Zurita es un actor cuya vocación se pone en práctica frente a la pantalla o un escenario teatral; su margen de actuación no está en llenar una plaza de toros.

El hijo de Cepillín concluye su video enviándole un mensaje al actor: «si en algún momento pensé en usted, discúlpeme, pero no lo vuelvo a hacer. No le van a llamar para el casting, tranquilo».

Actualmente el actor participa en la obra Papito querido en el teatro Rafael Solana. Viene de haber hecho la serie El galán, de Star Plus, la película Un retrato de familia y un nuevo posicionamiento ante los suscriptores de Netflix con La reina del sur en su papel de Epifanio Vargas.

A diferencia de otras bioseries que registran polémicas en fase de producción, la de Cepillín lo hace desde la concepción de la idea. Para colmo de males, con un posicionamiento visceral hacia el actor contemplado como principal opción cuando éste no ha dicho ni sí ni no.

La postura asumida por Ricardo González hijo igualmente es injusta hacia una figura de la actuación que se distingue, entre otras cosas, por mantenerse a la distancia de controversias y pleitos que perjudiquen su persona en lo privado y lo profesional.