Tal parece que el transitar electoral del peroteño es en medio del fuego amigo.
Ya lo hemos dicho hasta el cansancio, el peor lastre que carga del exalcalde es su equipo de «colaboradores» esos que según son sus amigos, pero de ello no tienen nada.
Son unos auténticos Judas.
Le cuento.
El pasado fin de semana el PRI realizó en Coatzacoalcos, una mesa de Diálogos con Ciudadanos, en donde la principal invitada fue la senadora Beatriz Paredes Rangel.
Como un rotundo fracaso se puede calificar dicho evento. Lo anterior gracias a la nula convocatoria de los organizadores y de igual forma quedo demostrado que la Alianza Opositora está moralmente derrotada y en franca decadencia.
Así de sencillo.
La convocatoria realizada por la Fundación Colosio, con Crisóforo Hernández Cerecedo a la cabeza, no tuvo la afluencia que esperaban. Fiel a su estilo y costumbre, al tuxpeño le valió madre y dejo todo en manos de inexpertos.
Con un salón «Vasconcelos» más lleno de aire y sillas vacías que de asistentes, la senadora intentó dar cátedra de su conocimiento de la región.
El medio centenar de asistentes al evento, dieron cuenta a la senadora de la franca decadencia del partido, quienes para variar a media función comenzaron a salirse del salón, quedando el inmueble prácticamente vacío.
La molestia de la exgobernadora en su cara fue más que notoria, pues los responsables del evento no fueron capaces ni de tener un equipo de sonido adecuado, ni un micrófono cuando menos, reiteramos, les valió madre el evento.
Al final, la senadora Beatriz Paredes recibió un reconocimiento por su participación, pero sin duda lo que también se llevó fue un mal sabor de boca al atestiguar la amarga y triste realidad del tricolor, que en vez de sumar a la alianza «Fuerza y Corazón por Veracruz» con el PAN y el PRD termina siendo un lastre para el proyecto de Pepe Yunes y Xóchilt Gálvez.
De lo anterior quien debe entregar cuentas es ese que hace las veces de dirigente, más no líder, estatal del tricolor un tal Adolfo Ramírez Arana, ese comediante metido a político, el cual únicamente busca un escaño, valiéndole madre lo demás y los demás.
Otro que también debe mostrar carácter es el representante popular local Marlon Eduardo Ramírez un ex dirigente priista que más que rescatar al instituto político que llegó a representar, lo que hizo fue entregar las siglas al partido en el poder.
Y qué decir de Hernández Cerecedo, un priista resentido, vulgar y ambicioso el cual, al igual que otras vacas sagradas del priismo veracruzano, se enriquecieron bajo el amparo de las siglas. Ahora calienta la silla principal de dicha fundación, pensando que le está haciendo un favor al partido.
Sobra decir que Pepe Yunes habrá de llegar al día de la jornada electoral en medio de aplaudidores, nunca de verdaderos colaboradores.
Provecho.