* Emma Stone ganó la estatuilla a Mejor Actriz por su papel en la cinta Poor Things

EXCELSIOR

Emma Stone, reconocida por su versatilidad y carisma en la pantalla grande, vivió un inesperado giro durante uno de los momentos más destacados de su carrera: al aceptar el Oscar a la Mejor Actriz por su papel en Poor Things, la estrella se enfrentó a un fallo de vestuario que manejó con gracia y sinceridad, dejando una impresión perdurable en la audiencia y los espectadores alrededor del mundo.

La noche de Los Ángeles brillaba con la elegancia habitual de los Oscars, pero fue el espíritu indomable de Stone lo que resplandeció cuando, mientras subía al escenario, se encontró sosteniendo la parte trasera de su sofisticado vestido peplum de Louis Vuitton. La razón: una cremallera rota en un momento tan crucial.

«Mi vestido está roto», confesó Stone entre lágrimas, revelando la vulnerabilidad detrás de su imagen de estrella.

A pesar del pequeño percance, su capacidad para mantenerse centrada y proceder con su discurso demostró su profesionalismo y autenticidad.

Imagen intermedia

La actriz de 35 años, conocida por roles icónicos como en Cruella, no solo abordó este desafío con humor y gracia, sino que también aprovechó el momento para compartir reflexiones personales profundamente conmovedoras.

Al agradecer a su familia —sus padres, hermano, esposo y especialmente a su hija, Louise Jean McCary—, Stone brindó a la audiencia un vistazo a su mundo fuera de la pantalla, uno lleno de amor y significado personal. Mencionando a su hija, que estaba a punto de cumplir tres años, describió cómo su nacimiento había transformado su mundo en «tecnicolor», un testimonio del profundo amor maternal que trasciende incluso el más prestigioso de los reconocimientos.

«Te amo más que todo el cielo», concluyó Stone, sellando un discurso que será recordado no solo por su emotividad sino también por la fuerza y la calidez con la que enfrentó un momento de potencial incomodidad.

Este incidente no hizo más que añadir una capa de humanidad y relatabilidad a la celebrada actriz, cuya noche estaba destinada a ser especial no solo por el galardón recibido sino por cómo manejó con gracia un inesperado giro de eventos.