La violencia en Michoacán bajo el gobierno de Alfredo Ramírez Bedolla crece peligrosamente. La incapacidad del mandatario para contener al crimen organizado, con un saldo de 95 personas asesinadas en la primera quincena del año, refleja la impunidad que impera. Bedolla olvida que la delincuencia en Michoacán no sólo afecta a la población civil, sino que también atenta contra la infraestructura, como en el caso de las torres de telecomunicaciones, pero, sobre todo, deja empeñado el futuro de la entidad. Hay temor de los inversionistas por fincarse en la región. Nunca Michoacán estuvo en peores manos. Véanlo. | Se detalla en “Frentes Políticos” de Excelsior.