Un boquete les sirvió de puerta de entrada. Por un pequeño tramo de frontera sin muro en las montañas al este de San Diego, grupos de personas cruzan a California durante todo el día y toda la noche. Se calcula que han cruzado unos 58 mil. Una vez en Estados Unidos, los migrantes acampan, encienden fogatas y sólo esperan que al siguiente día los recoja la Patrulla Fronteriza que no puede hacer nada por evitar que entren a California porque el tramo por el que pasan desde México es propiedad privada, que los agentes tienen que respetar. Francisco Garduño, titular de Migración nada hace, sólo los ve pasar. Publicó Frentes Políticos de Excelsior.