En Morena, las aguas regresan a sus cauces. Los amagos de batalla campal por las candidaturas para gobernadores se quedaron en eso. Los grupos antagónicos se mostraron los colmillos, es verdad, pero nadie lanzó la mordida. Al menos todavía no.
Claro que hay tensiones inocultables que tardarán en disiparse, si es que alguna vez lo hacen, pero la parte más riesgosa del proceso ya pasó.
Morena ya tiene candidatos y vivió para contarlo. Ahora puede concentrarse en las campañas que pintan reñidas.
Lo que sigue es que el respaldo a los elegidos sea real, con apoyo en el terreno, y no solamente de saliva. Es un paso adelante en el camino de la institucionalidad y civilidad de su vida interna. Por mucho menos que eso otros partidos de izquierda colapsaron y terminaron en franquicias irrelevantes. | Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.