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Cada vez que Joaquín Sabina pone un pie en el escenario no deja duda de que los más de 45 años en la música le han dado toda la experiencia y confianza para ser uno de esos viejos lobos de mar que siempre vuelven para sorprender.

A sus 74 años y a pesar de todos los percances de salud que ha tenido en las últimas dos décadas, el español es uno de los cantautores más queridos en México, por lo que no era una sorpresa que ayer el Auditorio Nacional luciera lleno por las 10 mil personas que se dieron cita para ver y escuchar a Sabina… contra todo pronóstico.

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Así, 20 minutos antes de que el reloj marcara las 21:00 horas, Sabina, ataviado con saco, su emblemático sombrero, el rostro de alguien que ha vivido en los escenarios y los anillos de calaveras en sus manos que no dejaban duda de su espíritu rockero, apareció en el escenario donde fue recibido con una gran emoción por parte de sus fans que al escuchar los primeros acordes de Cuando era más jóven se espal dejaron llevar de la mano del español por una aventura musical.

“Buenas noches México, bienvenido verlos, que gusto y que placer estar aquí, y que emoció después de tantos años saber que no nos vamos. Yo entré a América Latina por México. Quiero pedir también toda clase de perdones a la gente de puebla que les fallé, la culpa fue de la venganza de Moctezuma que me revolvió la panza»

“Quiero mandar un saludo solidario a la gente de Acapulco que está sufriendo, desde esa primera vez he tenido la suerte de un camino muy largo pero ningún otro país, ni siquiera Argentina, se ha ido metiendo tanto en mis canciones como México y he tenido el lujo de que mis canciones las canten los mariachis”, compartió Sabina con su público antes de cantar con ellos Sintiéndolo mucho y Lo niego todo.

Sabina es de esos músicos que forman parte de esa generación que no tenía miedo a expresar con arte lo que sentían y vivían, y eso no ha cambiado. Los años cambian el físico de las personas, pero no su espíritu y sus ideales, y así lo dejó demostrado el español cuando Mentiras piadosas, Lágrimas  de mármol y Cuando aprieta el río, resonaron en el recinto de la capital del país.

 

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Así llegó el turno de Por el bulevar de los sueños rotos, tema que Sabina escribió a celebrar la vida nada más que de la mexicana de origen costarricense, Chavela Vargas, en la cual estuvo acompañado por Mara Barros, una de sus coristas.

“¿Que tal un poquito de rocanrol?”, preguntó Sabina recibiendo la respuesta más afirmativa que el público le pudo dar para inmediatamente sumarse a la voz del español con Llueve sobre mojado, en donde inevitablemente Fito Páez, su enemigo íntimo con quien grabó en tema de 1998, se hizo presente.

Acompañado por siete músicos en el escenario, y él sentado al frente de todos, Sabina no da tregua a su público con su música“Desde muy jovencito yo tenía la intención de escribir, lo de cantar vino después para ganarse la vida en el exilio. Mi voz no era el mejor instrumento pero era muy atrevido pero se me ocurrían canciones que fueran cantada por una chica y no era mi caso”, dijo Sabina quien dejó el escenario un momento para dejar espacio a sus músicos a tocar.

Yo quiero ser una chica Almodovar, interpretada por Barros, y La canción más hermosa del mundo, a quien le dio voz Antonio García de Diego, fueron el siguiente platillo de la velada, que solo hicieron que el público abriera aún más su apetito por la música de Sabina, quien regresó al entarimado para acompañar a García al final del tema.

 

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Tras un cambio de vestuario en el que una camisa negra con bolitas rojas sustituyó el saco, el español le dio esa voz particular a Tan joven y tan viejo, canción con la cual el público le brindó una ovación de pie que estremeció al cantautor que retribuyó el cariño aplaudiéndole a su público.

A la orilla de la chimenea, Una canción para la Magdalena y 19 días y 500 noches enfilaron al público a un cierre que no iba a ser menos espectacular que el show, por eso el español no dudó que Peces de ciudad, Y sin embargo te quiero y Princesa hicieran estremecer a la gente que no dejaba de cantar.

Así, tras una breve salida, Sabina regresó a dar la estocada final al público quien disfrutó cada letra y cada nota de El caso de la rubia platino, Contigo, Noches de boda, Y nos dieron las diez y Pastillas para no soñar, con la cual cerró la velada.