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La primera experiencia sexual de Lily Allen la dejó tan traumatizada que tardó bastante en repetir. La cantante perdió la virginidad a los 12 años durante unas vacaciones con su padre, el actor Keith Allen, y su hermano pequeño Alfie, que también ha seguido los pasos de la familia en el mundo de la interpretación.

El problema no fue la edad que tenía, por muy pronto que pueda parecer. Lo que la asustó fue el hecho de despertarse y descubrir que el hotel estaba repleto de agentes de policía buscándola. Su padre había avisado a las autoridades para denunciar su desaparición porque no había vuelto la noche anterior y estaban preguntando a todo el mundo si alguien la había visto.

«Perdí la virginidad con un chico llamado Fernando en Brasil», ha desvelado en el podcast ‘Life’s a Beach’. «Pensaron que de verdad había desaparecido. Fui a su hotel. Estaba de vacaciones con mi padre y mi hermano, y obviamente no volví a mi habitación».

En defensa de su padre, Lily admite que se quedó durmiendo hasta tarde y desde luego había motivos suficientes para temer que pudiera haberle ocurrido algo terrible. Cuando por fin dio la cara, no se atrevió a contar dónde había estado. «No tuve valor para decirles: ‘No, sólo estaba perdiendo la virginidad'», bromeó.