Pasan los años e Iguala no encuentra la paz. A las diez de la mañana, a pocos metros del centro de Iguala, un comando atacó a Zulema Carvajal Salgado, prima de la gobernadora de Guerrero, y aspirante a la alcaldía de esa localidad. Ella resultó herida, pero salvó la vida. Su esposo, Humberto Del Valle, no tuvo la misma suerte y murió. Poco tiempo después, en sus redes sociales, Zulema acusó al alcalde en funciones, David Gama, de ordenar en atentado. Peor imposible. Hay una emergencia en Guerrero. Todos los días sus principales ciudades, Acapulco, Chilpancingo, Taxco, Iguala, Zihuatanejo dan material de sobra para nutrir la nota roja. El inminente inicio del proceso electoral obliga a tomar medidas contundentes para evitar que las bandas criminales sean los grandes electores y decidan quién gobierna y quién muere. Relata «Pepe Grillo» en Crónica