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Toluca luchó, encontró los tres goles que necesitaba, pero no fue capaz de mantener su puerta en cero y sucumbió ante Tigres, que se llevó la serie 5-4 en el marcador global y clasificó a la próxima fase.

De lado de los Diablos Rojos, Edgar Gacelo tuvo una de esas tardes mágicas con un doblete que puso a soñar al Estadio de Toluca: primero al minuto 25 para lanzar un disparo que fue desviado a gol por un defensa, pero funcionó para prender a la afición en el Nemesio Diez.

Luego, en el segundo tiempo con un disparo perfecto a la base del poste para el 3-0, que ponía a Toluca en las Semifinales, al menos de forma momentánea y a la espera de lo que sucediera en el resto del juego.

Fue un partido tenso, en el que los aficionados escarlatas se comportaron a la altura, alentando, presionando al rival y sin nunca dejar de animar a los suyos.

Tigres trataba de ganar tiempo
Tigres encontró el momento perfecto para ganar tiempo aunque fue a costa de un accidente muy aparatoso, luego de un choque entre Diego Reyes y Nahuel Guzmán al minuto 39, tras un empujón de Charly González.

Nahuel comenzó a sangrar y tuvieron que intervenir los médicos del club; el portero hasta debió cambiarse la playera y aunque el tiempo ganado se compensó, al menos logró cortarle algo de ritmo a los Diablos Rojos.

Pero nada detuvo a Toluca, que antes de acabar el primer tiempo encontró el 2-0, gracias a una jugada de sacrificio de Carlos González, quien fue a buscar un balón hacia la banda y de ahí envió un centro al área… Entonces apareció Marcel Ruiz para rematar con la cabeza y conseguir el 2-0. Era la locura.

El gol de Tigres que enfrió el Nemesio
Cuando el estadio se caía en celebración y los cánticos no cesaban llegó el gol de Tigres que, aunque no tuvo mucha repercusión en las tribunas, vaya que fue celebrado en la banca, en especial por André-Pierre Gignac.

El delantero francés corrió a la banca y gritó el tanto con todo, abrazado a sus compañeros, sin duda una señal de ánimo para seguir juntos adelante hasta donde la campaña se los permita.

Fue un gol forjado con una pared entre el francés y Juan Pablo Vigón, que terminó con un centro de Gignac que Sebastián Córdova remató con la cabeza ante una férrea marcación y, finalmente, el balón entró para el 3-1.

Tentando al destino, el técnico Robert Dante Siboldi se animó a ingresar de cambio a dos jóvenes, apostando a su velocidad, pero con poca experiencia en duelos de este calibre.

Así fue como le dio minutos al defensa Fernando Ordóñez y al mediocampista Sebastián Fierro, quienes buscaron poner el pecho a las balas y sacaron el bendito resultado.