La ministra “patito” tiene cerca de cuatro décadas de trayectoria como servidora pública y siempre navegando en los tres niveles de gobierno.  

Sí, así ha sido su descaro. 

Fue en el mes de febrero de 2019 cuando, a propuesta del López de palacio nacional y confirmada por el Senado de la República, la ungen como ministra. Hasta allí todo era miel sobre hojuelas, nada la movía mucho menos la atemorizaba. Toda iba saliendo a pedir de boca. 

Ahora, hoy en día, el escándalo que protagoniza, el plagio de su tesis, ha alcanzado niveles insospechables, dejando mal parado al máximo tribunal constitucional del país ya que los costos a pagar le saldrán muy caros. 

O que acaso hay que repetirles o recordarles que los ministros de la SCJN son garantes de la legalidad. 

Si, porque finalmente quien carga con toda la mancilla, al perder credibilidad, es la Suprema Corte de Justicia de la Nación, allí donde más que un órgano jurista parece una agencia de colocaciones, ya que tiene rato que es objeto de serios cuestionamientos al dar empleo, y muy bien pagado, a familiares de magistrados. 

En este vergonzoso asunto sale a relucir, otra vez, la complacencia y el valemadrismo del López de Macuspana, al fingir demencia y solapar la actitud grosera y sobrada de la “jurista patito”, de igual forma da cuenta que el tabasqueño no tan solo encubre el fraude, sino que también se ladea por el cinismo y la indecencia. 

La salvaguarda que le ha pretendido dar el López de palacio nacional a la ministra es irracional y ridícula. 

Ya hasta dice que son ataques de la “mafia conservadora”. 

Todo indica que el caminar de Esquivel Mossa, dentro de la profesión que le ha dado prestigio y fama, ha sido por la senda de la ficción, de la farsa. Y en estos momentos bien podría ser una fiel representante de la ilegalidad y la desvergüenza que sobresalen en la administración del López de Macuspana. 

O que acaso no les da su materia gris para vislumbrar el grave daño que se le hace a la máxima autoridad jurisdiccional del Poder Judicial de la Federación de México, al sostener como magistrada a un elemento que calcó una tesis, pero eso no es todo, todavía tiene el cinismo de mentir.  

Eso sí es valemadrismo no chingaderas. 

De ese tamaño son los colaboradores del dueño de “La Chingada”. 

Lo curioso es que este asunto ya es todo un empalme que imposibilita actuar en contra de la “ministra”, pues al decir de las partes oficiales implicadas se encuentran ante un vacío legal para proceder en consecuencia. 

Por favor, más complacencia, es imposible. 

Y ahora que va a pasar con todos los asuntos del supremo tribunal en donde hubo intervención Esquivel Mossa, no se dude que los cuestionamientos estarán a la orden del día y, porque no, también podrían quedar sin resultado ya que, según lo que dicta la UNAM, el plagio existe, luego entones Esquivel Mossa no alcanza el grado de jurista.   

Sin lugar a dudas que la permanencia de Yasmín Esquivel en la SCJN no solamente es un agravio a la propia institución, no, también es una estafa legal. 

Por lo mientras “la ministra” ya porta el estigma de conducirse en la esfera del quebrantamiento y el desliz. 

Tenían razón, ellos son diferentes. 

Bola de corruptos. 

Viva la 4T.