Aun cuando la tlaxcalteca, Beatriz Paredes, nos haya venido a presumir que, a su partido, sí, el tricolor, el mismo que le brindó fama y poder político y económico, le han hecho muchas actas de defunción, pero se está recuperando, no se logra ver por donde obtenga mejoría alguna. 

Los dígitos tan Ínfimos que ha obtenido en las urnas, así como los arrebatos y traiciones de su actual dirigencia son la constante del tricolor. 

Es por demás resaltar que su futuro es adverso, como también sería ofensivo precisar que un triunfo sólo le significaría más agonía y, por supuesto una derrota lo llevaría a la desaparición.  

Lo que queda de tan poderoso instituto político solo son escombros, miserias y arrebatos entre la clase priista, esa que se pelea por el cadáver y las prerrogativas. 

Porque intención de revivirlo, por supuesto que no hay. 

Los priistas que se hincharon de billetes, eso que económicamente ya aseguraron varias de sus generaciones, ni por asomo exhiben la cabeza, al contrario, se esconden para no ser presa fácil del tabasqueño, pero también para no exponer su fortuna  

Lo que realmente existe en la sede de Insurgente y Violeta, es retroceso y desolación a eso llevaron al partido aquellos que se sentían indispensables, esos que presumían su poderío a lo vil, a lo descarado. 

A los mismos que les valió madre todo, los mismos que pensaron que jamás se les acabaría el imperio. Y mírenlos ahora, ocultos como roedores, espantados como aves de corral y temerosos de que el dueño de “La Chingada” les ponga el dedo. 

Ese que fue el partido invencible, intocable y consentidor hoy en día está a un paso de su extinción. 

Nadie hace algo por resguardarlo, nadie mueve un dedo. 

Que escasa progenitora. 

Donde están aquellos a los que hizo millonarios. Esos que llenaron las alforjas a lo descarado.   

Actualmente lo sobresale del tricolor es podredumbre, porquería, ex gobernadores encarcelados, otros huyendo y decenas de “destacados” priistas gozando las mieles financieras que les dio “pinche poder”.  

En todo este acabose no podían faltar la filtración de audios, declaraciones donde exhiben a su actual dirigente, que no es líder, dejándolo como lazo de marrano. 

El campechano solo le vino a meter el último clavo al ataúd, él así lo quiso, nadie lo embutió a fuerza. 

La degradación del tricolor se vino a emparejar con el progresivo afianzamiento de Morena, del negocio que regentea el inventor del hijo de Atanasio. 

La abultada aceptación de MORENA entre el electorado mexicano ha dejado al tricolor sin opción, aun cuando la desilusión de los seguidores del López de Macuspana, vaya a la baja. 

Lo poco o mucho que, han hecho algunos priistas para equilibrar los aprietos, ha sido enclenque y poco aceptable para el electorado. Ya ni las bases priistas les creen. 

En estos momentos el tricolor, lastimosamente, no representa nada ni a nadie. 

Que mejor ejemplo de lo anterior que las sendas derrotas obtenidas, el año pasado, en los estados considerados como bastiones prisitas, Hidalgo y Oaxaca. 

Entidades entregadas, así, a lo vale madre, al inventor del hijo de Atanasio. 

Ni Pepe Murat Casab, mucho menos Miguel Ángel Osorio Chong fueron capaces de medio meter las manos por el partido. Ellos ambicionaron salvar su pellejo, lo demás vale madre. 

Allí donde el tricolor era la ley, electoralmente hablando, ahora no es ni la sombra de aquellos tiempos, vaya ni tan siquiera existen polvos de aquellos lodos. 

Sin lugar a dudas que los bríos priistas, por salir adelante, única y exclusivamente han sido patadas de ahogado, acciones que más que revivirlo lo están hundiendo de manera vertiginosa.  

Pobre PRI. 

Con nada puede rivalizar a Morena. 

El Estado de México será su tumba.