Con la novedad que el canciller Marcelo Ebrard se enganchó ayer con un supuesto simpatizante de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, en el momento en que salía de Palacio Nacional y estaba por hablar con reporteros. El personaje, nos comentan, se acercó, increpó al funcionario, lo llamó “neoliberal” y se dijo partidario de la mandataria capitalina. Fue tal la insistencia o provocación, que el secretario de Relaciones Exteriores tratando de no perder la forma respondió: “No, pues sí, se nota”. Enseguida, ya exasperado, le preguntó: “¿Ya desahogaste tu sueldo? Ya déjanos hablar con los medios”. ¿Será que la calentura por la adelantada sucesión presidencial —que no deja de ser empujado como tema de conversación— ya se está sudando no sólo en las oficinas, sino entre los simpatizantes? Uf.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.