La autenticidad, nos hacen ver, es sin duda una virtud en política, sin embargo, lo es más cuando está modulada por la mesura y la capacidad de adaptación a lo que demandan los momentos y las circunstancias. Lo anterior viene a cuento, nos comentan, porque hay quienes observan en la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, acometiendo el problema más complicado de su joven administración, con acciones disonantes. Ayer, nos dicen, llegó a su audiencia en el reclusorio en un vehículo Audi A5, emplacado en Morelos. Y no es que no pueda o no tenga derecho a hacerlo, al contrario. El problema es lo que algunos ya ven como un afán de reafirmación en eso que la condujo a lanzar, desde el balcón de la alcaldía, pelotas con billetes de 500 pesos o a abofetear, como éstos acusan, a policías con los que tendrá que volverse a disculpar.   |  Se lee en “Rozones” de La Razón.