Arturo McFields, actual exembajador nicaragüense ante la Organización de Estados Americanos (OEA), quien el martes renunció al cargo y denunció que su país vive una dictadura que viola los derechos humanos, dijo ayer que le duele en el alma la posición del gobierno de México, porque guarda silencio y no condena el atropellamiento a las garantías individuales en Nicaragua cometidas por el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Y criticó que México se abstenga de condenarlas. Lo que el embajador no sabe es que dentro de la diplomacia mexicana hay muchos que piensan como él, el problema es que decirlo públicamente no es muy recomendable, pues hay influyentes oficinas dentro del gobierno federal que piensan lo contrario.   |  Se puede leer en “Bajo Reserva” de El Universal.