Ayer no se permitió salir inmediatamente a los periodistas del Salón Tesorería cuando sonaba la alarma sísmica, la cual todo mundo tiene entendido que existe para dar tiempo a la gente de abandonar un inmueble y ponerse a resguardo. Cuando claramente se escuchaba la alerta, una voz ordenó en repetidas ocasiones a los reporteros que se quedaran “sentados, sentaditos, sentados…”. Y así pasaron dos minutos hasta que se les permitió desalojar el salón. Ese funcionario, de nombre Marco Antonio Mosqueda, luego trató de explicar: “Nosotros manejamos un protocolo de 60 o 40 segundos, dependiendo… es un minuto de la alerta sísmica, otro minuto para que esté temblando y deje de temblar y ya evacuamos”. Una retención que no deja de sonar absurda.     |   Se lee en “Rozones” de La Razón.