Quienes deben estar más que arrepentidos son los 15 presidentes municipales de Michoacán de extracción panista que se negaron a firmar un acuerdo con el gobierno del estado que les hubiera permitido fortalecer la seguridad pública de sus respectivas demarcaciones. Entre los que no firmaron está el edil de Marcos Castellanos, en cuya cabecera ocurrió el episodio violento del domingo pasado que no ha sido del todo aclarado. Los panistas, nos aseguran, se negaron a suscribir el acuerdo por motivos políticos, pues nadie en su sano juicio podría argumentar que se bastan a sí mismos para brindar seguridad a sus gobernados. Hay quien cree que después de lo que ocurrió en San José de Gracia, los alcaldes panistas recapacitarán y uno por uno irán a plasmar su rúbrica en el dichoso acuerdo. Y no hace falta ser muy perspicaz como para imaginar quién será el primero en hacerlo. Ya se verá. | Se lee en “Rozones” de La Razón.
Una desafortunada decisión
