Nos hacen ver que lo dicho ayer por el presidente Andrés Manuel López Obrador en torno a las salidas del gabinete de la hoy exsecretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y del hoy exconsejero jurídico, Julio Scherer, tiene al menos un par de lecturas. La primera, que reconoció que las renuncias de ambos se derivaron de un enfrentamiento mutuo que afectaba el buen funcionamiento de su gobierno, versión que nunca se manejó como la razón de sus salidas. El pasado 26 de agosto, el presidente aseguró que doña Olga salía de Bucareli porque quería incorporarse al Senado, pero ayer se sinceró y dijo la verdad. “La licenciada Sánchez Cordero, una muy buena persona, una profesional, pero había discrepancias y yo necesito tener a quien me ayude por entero y que se dedique en armonía con la Consejería Jurídica y con otras áreas a resolver problemas”. La otra señal, muy interesante, es que el trabajo le fue encargado a su “hermano” y paisano, el actual secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien sigue sumando elogios del presidente y ganando posiciones en las quinielas hacia 2024.   |  Se puede leer en “Bajo Reserva” de El Universal.