Que cientos de personas abandonen sus hogares huyendo de la violencia descontrolada es un fracaso colectivo.

No es la primera vez, pero debe ser la última, en que los ciudadanos, al asumirse vulnerables, prefieren juntar sus pertenencias y poner tierra de por medio.

No podemos acostumbrarnos a las imágenes de los zacatecanos, vecinos de las inmediaciones de Jerez, escoltados por militares dejan sus comunidades.

Se dice que hay dos grandes carteles, uno de Sinaloa y otro de Jalisco, que se disputan a sangre y fuego el territorio y para quienes la estrategia de “abrazos, no balazos” es una broma de mal gusto.

El Estado tiene que hacerse cargo de manera integral de los gastos de esas personas, porque está incumpliendo su parte en el contrato social básico de obedecer a cambio de protección.

No puede ser que el Mayo y en Mencho decidan dónde se puede radicar, y dónde no.    |  Se destaca en “Pepe Grillo” de La Crónica.